viernes, julio 16, 2004

Un regalo para los artistas, lo que escribió Leonardo Da Vinci: “El tratado de la pintura”. (Extractos).

Debido a la inagotable riqueza de la obra mencionada, de la que planeamos extraer algunos párrafos significativos, la tarea es más ardua de lo que puede parecer. A eso es debido el retraso por la llegada de este post. El libro está separado casi por párrafos con subtítulos cada uno, por lo cual, la cantidad de primeras elecciones para publicar llega a un número desbordante.

El libro fue compilado y editado pero no fue publicado hasta tiempo después de la muerte de Leonardo Da Vinci (1425-1519). Fue probablemente Francesco Meltzi, amigo y discípulo quien se encargó de la recopilación de los manuscritos de su maestro.
A pesar de lasa grandes fallas que contiene el libro, es una pieza fundamental por que transcribe de manera fiel el pensamiento de Leonardo. A la muerte de Meltzi, los manuscritos sufrieron una lastimosa dispersión y quedaron inéditos, aunque varias copias circularon algo reducidas y retocadas. Finalmente, en el año 1640 el Tratado pudo ver la luz, impresas en Paris.
 
Acá va la primera selección. No sabemos cuantas entregas puede llegar a tomar esto, pero vamos a probar. Aclaramos que vamos a extraer el texto fiel al original, así que no objeten por faltas ortográficas. Esperamos lo disfruten y a pintar…


"El tratado de la pintura" (Edicion de 1784), Leonardo Da Vinci. Ed. Alta Fulla.
 
I. Lo que primeramente debe aprender un joven.
El joven debe ante todas cosas aprender la Perspectiva para la justa medida de las cosas, despues estudiara copiando buenos dibuxos, para acostumbrarse a un contorno correcto, luego dibuxara el natural, para ver la razón de las cosas que aprendio antes; y ultimamente debe ver y examinar las obras de varios Maestros, para adquirir facilidad en practicar lo que ya ha aprendido.
 
VI. De qué manera debe estudiar el joven.
La mente del Pintor debe continuamente mudarse a tantos discursos, quantas son las figuras de los objetos notables que se le ponen delante; y en cada una de ellas debe detenerse a estudiarlas, y formar las reglas que le parezca, considerando el lugar, las circunstancias, las sombras y las luces.
 
VII. Del modo de estudiar.
Estudiese primero la ciencia, y luego la practica que se deduce de ella. El pintor debe estudiar con regla, sin dexar cosa alguna que no encomiende a la memoria, viendo que diferencia hay entre los miembros de un animal, y sus articulaciones o coyunturas.
 
X. De qué manera ha de ser universal el Pintor.
El pintor que desee ser universal, y agradar a diversos pareceres, hara que en una sola composición haya masas muy obscuras, y mucha dulzura en las sombras; pero cuidado de que se advierta bien la razon y causa de ellas.
 
XI. Precepto al pintor.
El Pintor que en nada duda, pocos progresos hara en el arte. Quando la obra supera al juicio del ejecutor, no adelantara mas este; pero quando el juicio supera la obra, simpre irá esta mejorando, a menos que no lo impida la avaricia.
 
XII. Otro Precepto.
Primeramente debe el Pintor ejercitarse en copiar buenos dibuxos, y después de esto con el parecer de su Maestro se ocupara en dibuxar del relieve, siguiendo exactamente las reglas que luego se darán en la sección que de esto trate.
 
XVI. Modo de avivar el ingenio para inventar.
Quiero insertar entre los preceptos que voy dando una nueva invención de especulación, que aunque parezca de poco momento, y casi digna de risa, no por eso dexa de ser muy útil para avivar el ingenio a la invención fecunda; y es, para quando veas alguna pared manchada en muchas partes, o algunas piedras jaspeadas, podrás mirándolas con cuidado y atención advertir la invención y semejanza de algunas países, batallas, actitudes prontas de figuras, fisonomías extrañas, ropas particulares y otras infinitas cosas; porque de semejantes confusiones es de donde el ingenio saca nuevas invenciones.
 
XVII. Del continuo estudio que se debe hacer aun al tiempo de despertarse, o poco antes de dormir.
He experimentado que es de grandísima utilidad, hallándose uno en la cama a obscuras, ir reparando y considerando con la imaginación las contornos de las formas que por el día se estudiaron, u otras cosas notables de especulación delicada, de cuya manera se afirman en la memoria las cosas que ya se han comprendido.
 
XVIII. Primero se ha de aprender la exactitud que la prontitud en el executar.
Quando quieras hacer un estudio bueno y útil, lo dibuxaras primero despacio, y luego iras advirtiendo quantas y quales son las partes que gozan los principales grados de la luz; y de la misma manera las que son mas obscuras que las otras; como también el modo que observan de mezclarse las luces y las sombras, y su qualidad; cotejaras igualmente unas con otras, y consideraras a que parte se dirigían las líneas, y en ellas qual parte hace cóncava y qual convexa, en donde va mas o menos señalada, mas o menos sutil, y por ultimo cuidaras que las sombras vayan unidas y deshechas, como se ve en el humo, y quando te hayas acostumbrado bien a esta exactitud, te hallaras con la practica y la facilidad sin advertirlo.
 
XX. Siempre se debe consultar el natural.
El que crea que en su imaginación conserva todos los efectos de la naturaleza, se engaña; por que nuestra memoria no tiene tanta capacidad; y asi en todo es menester consultar con el natural cada parte de por si.
 
XXV. Del dibujar del natural.
Quando te pongas a dibuxar por el natural, te colocaras a la distancia de tres estados del obgeto que vayas a copiar; y siempre que empieces a hacer alguna línea miraras a todo el cuerpo para notar la dirección que guarda respecto a la línea principal.
 
XXVII. Como debe ser la luz para dibuxar del natural.
La luz para dibuxar del natural debe ser del norte, para que no haga mutación; y si se toma del mediodía, se pondrá en la ventana un lienzo, para quando dé el sol, no padezca mutación la luz. La altura de esta será de modo que todos los cuerpos produzcan sombras iguales a la altura de ellos.
 
XXVIII. Que luz debe elegir para dibuxar una figura.
Toda figura se debe poner de modo que solo reciba aquella luz que debe tener en la composición que se haya inventado; de suerte, que si la figura se ha de colocar en el campo, deberá estar rodeada de mucha luz, no estando el sol descubierto, pues entonces serán las partes iluminadas, y también muy decididas tanto las primitivas como las derivativas, sin que casi participen de luz; pues por aquella parte ilumina el color azul del ayre, y lo comunica a todo lo que encuentra.  Esto se ve claramente en los cuerpos blancos, en donde la parte iluminada por el sol aparece del mismo color del sol, y muchos mas al tiempo del ocaso en las nubes que hay por aquella parte, que se advierten iluminadas con el color de quien las ilumina; y entonces el rosicler de las nubes junto con el del sol imprime el mismo color arrebolado en los objetos que embiste, quedando la parte a quien no tocan del color del ayre; de modo que a la vista parecen dichos cuerpos de diferentes colores. Todo esto, pues, debe el Pintor  representar quando suponga la misma causa de luz y sombra, pues de otro modo seria falsa la operación. Si la figura se coloca en una casa obscura, y se ha de mirar desde fuera, tendrá tal figura todas sus sombras muy desechas, mirándola por la línea de la luz, y hará un efecto tan agradable, que dar honor al que la imite, por que quedara con gran relieve, y toda la masa de la sombra sumamente dulce y pastosa, especialmente en aquellas partes en donde se advierte menos obscuridad en la habitación, por que allí son las sombras casi insensibles; y la razón de ello se dirá mas adelante.
 

Hacemos un alto aquí con los extractos de Da Vinci. El autor luego de este ultimo texto, comienza a hablar sobre la representación de desnudos, por lo que hacemos una separación y lo dejamos para el próximo post. CARPE DIEM
 
 
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