martes, julio 20, 2004

Más Leonardo, más de sus letras sobre su arte. (Segunda entrega)

CARPE DIEM sigue en su compromiso, los dejamos con la segunda entrega de lo que, con puño y letra, Leonardo Da Vinci escribió sobre el arte de la pintura. 
No se pierde nada comprando un bastidor y llenandolo de colores o figuras, asi que CARPE DIEM y a pintar...
 

XXX. Del dibuxar el desnudo.
Quando se ofrezca dibuxar un denudo, se hará siempre entero, y luego se concluirán los miembros y partes que mejor parezcan, y se irán acordando con el todo; pues de otra manera se formará el hábito de no unir bien entre sí todas las partes. de un cuerpo. Nunca se hará la cabeza dirigida ácia la parte que vuelve el pecho, ni el brazo seguirá el movimiento de la pierna que le corresponde, y quando la cabeza vuelva a la derecha, el ombro izquierdo se dibuxara mas braxo que el otro, y el pecho ha de estar sacado afuera, procurando siempre que si gira la cabeza ácia la izquierda, queden las partes del lado derecho más altas que las del siniestro.
 
XXXV. Modo de dibuxar una cabeza con gracia en el claro y obscuro.
El rostro de una persona que esté en un sitio obscuro de una habitación, tiene siempre un graciosisimo efecto de claro y obscuro; pues se advierte que la sombra del dicho rostro la causa la obscuridad del parage; y la parte iluminada recibe nueva luz del resplandor del ayre, con cuyo aumento de sombras y luces quedara la cabeza con grandisimo relieve, y en la masa del claro serán casi imperceptibles las medias tintas; y por consiguiente hará la cabeza bellisimo efecto.

XXXVI. Quál haya de ser la luz para copiar el color de carne de un rosto o de un desnudo.
El estudio o aposento para este fin debería tener luces descubiertas, y las paredes dadas de color roxo; y se procurará trabajar quando el sol se halle entre celages, a menos que las paredes meridionales sean altas, que no puedan los rayos solar herir en la septentrionales, para que la reflexió de ello no deshaga el efecto de las sombras.

XXXVIII.Para copiar bien una figura del natural o modelo.
Para esto se puede usar un hilo con un plomito, con el cual se irán advirtiendo los contornos por la perpendicular.
 
XXXIX. Medidas y divisiones de una estatua.
La cabeza se dividira en doce grados, cada grado doce puntos, cada punto en doce minutos, y cada minuto en doce segundos.
XLI. Qualidad que debe tener la luz.
La luz alta y abundante, pero no muy fuerte, es la que hace el mas grato efecto en las partes del cuerpo.
 
XLV. Advertencia para que el pintor no se engañe al dibuxar una figura vestida.
En este caso deberá el Pintor dibuxar la figura por la regla de la verdadera y bella proporcion. Ademas de esto debe medirse a si mismo, y notar en que partes se aparte de dicha proporción, con cuya noticia cuidara diligentemente de no incurrir en el mismo defecto al concluir la figura. En esto es menester poner suma atención; por que es un vicio que nace en el Pintor al mismo tiempo que su juicio y discurso; y como el alma es maestra del cuerpo, es qualidad natural del propio juicio deleytarse en las obras semejantes a las que formo en si la naturaleza ; de aqui nace que no hay muger por fea que sea, que no encuentre un amante, a menos que no sea monstruosa; y asi el cuidado en esto debe ser grandisimo.
 
XLVII. De la pintura y su division.
Dividase la pintura en dos partes principales: la primera la figura, esto es, los lineamientos que determinan la figura de los cuerpos y sus partes; y la segunda es el colorido que se hala dentro de los tales terminos.
 
XLVIII. De la figura y su division.
La figura se divide tambien en dos partes, que son la proporcion de las partes entre si, que deben ser correspondientes al todo igualmente: y el movimiento apropiado al accidente mental de la cosa viva que se mueve.
 
XLXIX. Proporción de los miembros.
La proporcion de los miembros se divide en otras dos partes, que son la igualdad y el movimiento. Por igualdad se entiende, además de la simetría que debe tener respectivamente todo, el no mezclar en un mismo individuo miembos de anciano con los de un jóven, ni gruesos con delgados, ni ligeros con gallardos con torpes y pesados, no poner en el cuerpo de un hombre miembros afeminados. Asimismo las actitudes o movimientos de un viejo no deben representarse con las misma viveza y prontitud que los de un jóven, ni los de una muger como los de un hombre, sino que se ha de procurar que el movimiento y miembros de una persona gallarda sean de modo que ellos mismos demuestren su vigor y robustez.
 
(Actualizando en estos momentos...)
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